Los principios de un estilo de vida Zero Waste
La filosofía Zero Waste tiene como objetivo que reduzcamos nuestros residuos al máximo posible, evitando el estilo lineal de “producir, usar y tirar”, que supone graves consecuencias para nuestra sociedad y el planeta. Fomentando unos hábitos más sostenibles, sustentados en la economía circular, lograremos ser más conscientes de nuestras necesidades, cuidadosos con el mundo que nos rodea y solidarios y generosos con otras personas.
El movimiento Zero Waste pretende ser una respuesta al modelo preponderante en la actualidad, el cual supone que cada ciudadano europeo genere de media más de 500 kg de residuos urbanos al acabar el año. Desechos que en muchos casos acabarán en un vertedero sin ser reciclados, o peor aún, difuminados en la naturaleza u océanos, degradando nuestros ecosistemas e incentivando el cambio climático.
¿Qué podemos hacer para evitar generar tantos residuos y que acaben contaminando el medio ambiente?
La promoción de un estilo de vida Zero Waste es una gran oportunidad para lograrlo. La adopción de estos sencillos principios nos permitirá avanzar en la consecución de una economía circular, rebajando la cantidad de residuos y aumentando el ahorro para nuestros bolsillos:
- Reducir: el mejor residuo es el que no se genera. Evitar el consumo de productos de los que en realidad podemos prescindir, o suplir por otras alternativas más sostenibles, es la base de esta filosofía de vida. Además de evitar la proliferación de desechos contaminantes, conseguiremos reducir las emisiones ligadas a su extracción, fabricación y transporte, logrando un gran impacto positivo en el medio ambiente.
- Reutilizar: poseemos muchas cosas que pueden tener infinitas vidas antes de deshacernos de ellas. Lo primero a tener en cuenta es la importancia de cuidar de ellas, dado que será lo que nos permitirá poder alargar su utilidad. Ante su desuso o desgaste, podemos optar por repararlas, darles un uso diferente al que fueron creadas o prestárselas o donárselas a otras personas, logrando así ayudarlas al tiempo que logramos el objetivo de reducir y reutilizar nuestros bienes.
- Reciclar: teniendo como prioritarios los anteriores principios, la separación adecuada de los residuos nos permitirá elaborar nuevos productos sin la necesidad de seguir extrayendo recursos del medio ambiente ni continuar engrosando los vertederos de forma inútil.
A lo largo de nuestro día podemos plasmar estas “R” en muchos pequeños actos muy positivos para la sociedad y el planeta. Este cambio personal puede ser además una fuente de felicidad y satisfacción, pero no olvidemos la importancia de lograr que esta transformación no se quede solo en casa. Dar a conocer su necesidad y beneficios y fomentar que tanto instituciones como empresas se sumen, es fundamental para construir un mundo más justo y sostenible.
¿Te apuntas?