Supera cualquier obstáculo gracias a la práctica del Mindfulness
¿Sabes qué es la resiliencia?
¿Cómo percibes los cambios y las situaciones difíciles en tu vida: como grandes contratiempos o como momentos de crecimiento? La percepción juega un papel determinante en la resiliencia.
Cuando sucede algo desafiante en tu vida, ¿cómo te recuperas? La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad, superarla y salir fortalecido de ella. Debido a los imprevisibles y permanentes cambios de la vida, siempre habrá alegrías y tristezas. Las personas resilientes pueden abrazar el cambio y la dificultad como una oportunidad para la autorreflexión, el aprendizaje y el crecimiento.
¿Cómo puedes aumentar tu capacidad de recuperación? La resiliencia se cultiva principalmente desde adentro por la forma en que percibes y luego reaccionas a los estresores.
La mayoría de los factores estresantes de la vida son subjetivos. La práctica de Mindfulness te permite detenerte, ver las cosas como son en este momento presente y cultivar la capacidad de responder con sabiduría en lugar de reaccionar de una manera perjudicial. Cuando ves tus pensamientos y sentimientos con claridad y perspectiva, puedes ofrecerte compasión por las dificultades que estás experimentando y de ese modo aumentas tu capacidad de recuperación.
Existen estudios que destacan el vínculo entre la práctica de la conciencia plena y la capacidad de recuperación. En estos estudios se ha visto que las personas conscientes pueden hacer frente mejor a los pensamientos y emociones difíciles sin sentirse abrumados o desconectados (emocionalmente). Detenernos y observar la mente nos ayuda a no resistirnos y atascarnos en nuestra historia y, como resultado, nos capacita para afrontar la situación y seguir adelante.
Las emociones como el miedo o la ira no son el enemigo. Lo que causa la dificultad para gestionarlas es la reactividad hacia estas emociones. A menudo, cuando la ira o el miedo están presentes, la parte inferior del cerebro (instintivo) está a cargo de la situación. Ahí es donde se origina la respuesta de lucha / huida / congelación, que es responsable de mantener la supervivencia.
Mientras más repasemos la historia de miedo o enfado, más enfado y / o miedo continuaremos sintiendo y por lo tanto, más atrapados estaremos en la reactividad. El cerebro inferior no tiene control sobre nuestras acciones, y es por eso que necesitamos activar la parte superior del cerebro (toma de decisiones) para que vea la imagen con más calma y claridad. Este proceso es uno de las grandes aportaciones de Mindfulness a nuestra vida. Cuando la atención plena está presente, uno puede tomar conciencia de que siempre tiene la opción de responder.
Una práctica consciente breve para desarrollar resiliencia puede ser:
Encuentra una postura sentada que combine estabilidad, quietud y en la que sientas sensación de presencia. Toma conciencia de los puntos de contacto del cuerpo con el suelo y con la silla. Observa durante unos instantes la respiración y deja que se vaya ralentizando su ritmo. Reconoce cualquier evento que haya sucedido hoy o esta semana que haya sido difícil. Selecciona una experiencia moderadamente difícil. Es importante comenzar a practicar con algo moderadamente desafiante hasta poder llegar a lo más desafiante. Toma conciencia de los hechos, pensamientos y sentimientos y deja que tu corazón comience a abrirse mientras inhalas y exhalas. Lleva la atención hacia esa dificultad moderada con compasión y aceptación.
Repite estas frases en silencio:
– Este es un momento difícil.
– La dificultad es parte de la vida.
– Que pueda aceptar este momento tal y como es.
– Que pueda tener la fortaleza necesaria para afrontar este momento.
– Que pueda brindarme la compasión que necesito.
Aquí te dejamos otro artículo de nuestro blog con el que podrás aprender técnicas para practicar la meditación.
A menudo, cuando la vida es difícil, podemos ser demasiado críticos y duros con nosotros mismos. La compasión, no la autocrítica, nos permite tener una mayor capacidad de recuperación. Con compasión, podemos dirigirnos hacia los pensamientos y emociones difíciles y luego volver a la normalidad con una decisión más sabia.