5 enero, 2024

Cómo empezar a hacer yoga a los 50

Escrito por: GO fit

La edad nunca debe condicionarnos para estar en forma, y empezar yoga a los 50 mucho menos. A partir de nuestra quinta década de vida, el riesgo de lesión aumenta con la práctica de deportes de impacto, especialmente si se realizan sin un entrenamiento previo. Sin embargo, no hay límites de edad ni de condición física para iniciarse en esta disciplina originada en la India. Del mismo modo, el yoga para mayores de 50 es una actividad altamente motivadora para practicar en grupo y conectar cuerpo, respiración y mente.

¿Hasta qué edad se puede hacer yoga?

El yoga es considerado uno de los sistemas para ganar salud más antiguos de la humanidad, ya que sus orígenes se remontan a hace 3000 años. Sus beneficios son ampliamente conocidos, y muchas personas experimentan lo que es un cuerpo de yoga antes y después de su práctica. En definitiva, es un tipo de ejercicio físico que mejora la flexibilidad, la fuerza y el equilibrio, además de ayudarnos a estar en el momento presente a través de ejercicios meditativos. Por ello, sus asanas son objeto de investigaciones bien fundamentadas, como las centradas en su contribución a un envejecimiento saludable.

Como recoge la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, numerosos estudios han demostrado los efecto positivos del yoga sobre el envejecimiento celular, la movilidad, el equilibrio, la salud mental y la prevención del deterioro cognitivo.

Todo esto significa que si tienes interés en mantenerte en forma a los 50, el yoga es una buena elección. Además, el yoga para mujeres de 50 es especialmente útil en la etapa vital de la menopausia. La sabiduría de cada postura combate la rigidez y potencian la fuerza del músculo, contrarrestando los cambios físicos asociados al descenso hormonal. En paralelo, y como ocurre con el pilates o el mindfulness, la focalización en la respiración durante su práctica favorece la relajación y aceptación de las emociones negativas que puedan llegar en esta época.  

yoga a los 50 años

Yoga para principiantes de 50 años

¿Qué tipo de yoga para principiantes es mejor? Hay diferentes estilos, todos adecuados para empezar yoga a los 50 o más. Normalmente están basados en el Hatha yoga tradicional, si bien pueden agruparse en intensos (Kundalini, Jivamukti, Ashtanga, Vinyasa, Power yoga), otros de ritmo más tranquilo (Hatha, Sivananda, Iyengar) e incluso los llamados pasivos (Yin yoga, Nidra, Restaurativo).

Una buena opción es comenzar por el Hatha Yoga, recomendado para iniciarse en cualquier edad. La clave está en que las distintas asanas de equilibrio, flexión, inversión, equilibrio, torsión, apertura y meditación se ejecutan con un tiempo suficiente para su aprendizaje y correcta alineación. 

De igual manera, podemos elegir una clase de yoga que reúna lo mejor de diferentes tipos para dar un impulso a la elasticidad, el equilibrio, la resistencia y el estado físico general. En este tipo de lecciones, altamente pedagógicas para quienes nunca han sido muy deportistas, se suele comenzar con estas posturas o asanas: 

  • Marjaryasana/vaca.
  • Marjaryasana/gato.
  • Adho Mukha Svanasana.
  • Balasana.

Elijas el tipo que elijas para empezar yoga a los 50, y como con todo tipo de actividad física, recuerda que es una actividad que requiere algo de práctica. Sin embargo, una de sus ventajas es que, sin necesidad de trazarte grandes metas, poco a poco notarás progreso en tu fuerza, flexibilidad y resistencia.

Contraindicaciones del yoga después del 50

Como hemos visto, son muchos los beneficios de empezar yoga a los 50. Pero ¿puede ser su práctica contraproducente en los adultos mayores?

De forma general, el yoga está indicado para todo tipo de personas. No obstante, se recomienda consultar al médico y a nuestro instructor sobre qué posiciones se deben evitar en caso de estar embarazada o padecer estos trastornos:

  • Presión arterial alta.
  • Glaucoma.
  • Ciática.
  • Artritis. 

Fuente:

P. Madhivanan, K. Krupp, R. Waechter, Shidhaye. Yoga para un envejecimiento saludable: ¿ciencia o exageración? (2021); 3(3): e210016.