Los tipos de metabolismo nos dan cuenta del rendimiento deportivo. Por ejemplo, hacerse un estudio metabólico es útil para trazar objetivos en cuanto a pérdida de grasa y peso y aumento de masa muscular. Seas deportista o no, saber cuál es la tasa metabólica proporciona una valiosa información con la que ajustar la propia genética con unos niveles calóricos adecuados. En este artículo abordamos qué es el metabolismo y su respuesta a distintos factores como la nutrición deportiva y el estilo de vida.
¿Cómo saber qué tipo de metabolismo tengo?
El metabolismo es crucial en el organismo, puesto que implica la conversión de energía a partir de nutrientes. Esta síntesis, porque en realidad engloba varios procesos en diversas rutas metabólicas como la síntesis de componentes y la eliminación de desechos celulares. De su funcionamiento depende el crecimiento, el mantenimiento de la estructura de las células y la respuesta a estímulos. Un metabolismo eficiente es síntoma de una óptima utilización de la energía y un peso saludable, además de ser factor de protección ante numerosas enfermedades.
De esta manera, no es infrecuente que los tipos de metabolismo sean clasificados como rápidos o lentos, en función del peso corporal de las personas. Sin embargo, esta relación no es directamente proporcional, ya que existen otros factores que afectan al metabolismo:
- Masa muscular: la cantidad de músculo es directamente proporcional al consumo de calorías. Si bien ser delgado o delgada es señal de un metabolismo acelerado, a mayor cantidad de músculo, mayor actividad metabólica. Por esta razón, cualquier rutina deportiva debe incorporar la fuerza o resistencia, es decir, el trabajo con pesas.
- Edad: efectivamente, el metabolismo ineficiente comienza con el paso de los años. Hacer ejercicio y consumir proteínas de calidad es una forma de revertir en buena manera la ralentización del metabolismo.
- Alimentación: el síndrome metabólico es un grupo de afecciones cardiovasculares y diabéticas relacionado con la obesidad, diabetes e hipertensión. Vinculado con la resistencia a la insulina o dificultad para la absorción de la glucosa, es un trastorno debido, entre otras causas, a la ingesta de grasas saturadas y la vida sedentaria.
Para saber a ciencia cierta cómo funciona nuestro organismo a la hora de generar energía es necesario realizar un estudio metabólico. A través de este análisis, se calcula la tasa metabólica basal, o valor mínimo de energía que una persona necesita para subsistir. Este consumo en reposo puede, asimismo, contrastarse con una prueba mientras se hace ejercicio. El estudio del metabolismo puede hacerse a través de diversos métodos, como la calorimetría indirecta, la ergoespirometría o análisis de impedancia bioeléctrica.
Tipos de metabolismo humano
Se suelen distinguir dos clases de metabolismo: catabolismo y anabolismo. No obstante, se trata de dos etapas sucesivas y que se retroalimentan del metabolismo propiamente dicho. Mientras en la primera se libera energía, en la segunda fase esta se emplea para crear nuevos enlaces químicos y compuestos orgánicos.
Los expertos en nutrición suelen distinguir tres tipos de metabolismo, cuyas características son:
- Metabolismo proteico: el organismo utiliza las proteínas para construir y mantener los tejidos y, en paralelo, estos aminoácidos están presentes en multitud de funciones como la formación de la hemoglobina. Las personas que presentan este tipo de metabolismo prefieren la ingesta de proteínas y grasas animales, mientras no se sienten atraídas por los azúcares. Una dieta basada en los hidratos de carbono les puede hacer engordar en poco tiempo, ya que suelen tener apetito frecuentemente.
- Metabolismo carbohidrato. Las personas con este metabolismo sienten hambre moderada y prefieren los dulces y las harinas. Este hecho puede hacer que experimenten continuas oscilaciones en su peso.
- Metabolismo mixto. Las personas con este tipo de metabolismo se alimentan combinando rasgos de los dos anteriores tipos de metabolismo. En general, sienten hambre moderada, pero pueden desequilibrar su alimentación en un sentido u otro y sufrir carencias energéticas.
Fuentes.
E. Alegría Ezquerra, J.M. Castellano Vázquez, A. Alegría Barrero. (2018). Obesidad, síndrome metabólico y diabetes: implicaciones cardiovasculares y actuación terapéutica. Revista Española de Cardiología, Vol. 61. Núm. 7: 752-764.
