La cerveza post entreno es para muchas personas un refuerzo muy motivador. Sin embargo, el hecho de que el alcohol sea un hábito cotidiano en nuestras actividades sociales, incluso tras el ejercicio, no lo convierte en un hábito saludable. Tampoco esto significa que la ortodoxia y la culpabilidad deban guiar tus rutinas deportivas. Por supuesto, hay límites para todo, y beber cerveza después de entrenar debe hacerse con mesura. Te contamos cómo, hasta dónde y, sobre todo, por qué no debes pasarte con el alcohol después de hacer deporte.
¿Puedo tomar cerveza después del deporte?
¿Qué tiene esta bebida dorada y amarga que tanto gusta? Muy fácil de responder, ya que su efecto, en dosis moderadas, produce bienestar, algo que se termina asociando fuertemente a determinados momentos. Tras convertirse en un hábito, y solo con un trago, nuestro cerebro libera dopamina, despertando así sensaciones placenteras y de relax.
Estipular cuánta cerveza post entreno beber depende de factores como la graduación, la cantidad y el tipo de actividad física. Consumirla en dosis moderadas no tiene por qué ser algo perjudicial, siempre teniendo en cuenta los anteriores condicionantes. Esta bebida contiene hidratos de carbono, algunas vitaminas, sustancias antioxidantes y una mínima presencia de ácido fólico. La cuestión es conocer tanto si más de una unidad nos produce realmente beneficios nutritivos como si el tándem cerveza y deporte es adecuado:
- Deshidratación: una cerveza después del gym no va a ser causa de calambres musculares, pero el alcohol no es la mejor opción para reponer líquidos. Es más, tras su ingesta el cuerpo necesita el doble de agua para rehidratarse, esto sin contar la recuperación de líquidos perdidos tras el ejercicio.
- Recuperación muscular: el progreso en el entrenamiento se da cuando se producen microrroturas fibrilares. De esta manera, nuestro organismo reemplaza estas fibras con otras que mejoran la resistencia y la fuerza. Sin embargo, el alcohol interfiere en la producción de proteínas, lo que impide que se dé una adecuada ganancia de masa muscular.
- Descanso: el alcohol disminuye la fase REM del sueño, por lo que el descanso será menos reparador. Además, beber en exceso suprime la secreción de la hormona del crecimiento HGH, la cual ayuda a mantener tejidos y órganos durante toda la vida.
- Calorías vacías: según el Ministerio de Sanidad, un tercio de cerveza aporta 150 calorías vacías, es decir, carentes de alimento. Además, los carbohidratos del alcohol se metabolizan y almacenan en forma de lípidos o grasa, factor que obstaculiza la reconstrucción muscular. Esta es una clara respuesta a la disyuntiva de si la cerveza engorda, típico mito o realidad de la nutrición junto a otros alimentos como el pan. En el caso de esta bebida, y como todas las bebidas alcohólicas, su contenido calórico es alto, una mala noticia para quienes desean perder peso.
Entonces, ¿es bueno beber cerveza después de hacer cerveza?
En este punto, no hay duda de que la cerveza post entreno debe ser considerada en cuanto a su frecuencia y cantidad. Restituir con alcohol la necesidad de carbohidratos de calidad, proteínas y electrolitos es privarte de fuentes de energía compatibles con el rendimiento y recuperación. De todas formas, no pasa nada si te tomas una cerveza después de entrenar, acompañada, eso sí, de abundante hidratación y una dieta adecuada.
La mejor bebida para después de hacer ejercicio es el agua, si bien se puede acompañar de batidos, como por ejemplo de leche y plátano. Hidratarse con agua es imprescindible independientemente de la cerveza post entreno, sino también en todo momento. Esto es porque, además de conseguir regular la temperatura corporal, debemos reponer de manera progresiva los líquidos hasta en un 150%. Por ejemplo, al perder medio litro de agua durante el ejercicio, debes beber un 25% más de lo eliminado, es decir, 0,75 litros. Puedes saber cuánto líquido necesitas restablecer pesándote antes y después de entrenar.