La práctica regular de ejercicio físico puede ayudarte a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades coronarias
Si has sufrido un cáncer la práctica regular de ejercicio físico puede ayudarte a reducir el impacto negativo de los efectos secundarios posteriores al tratamiento.
Las terapias contra el cáncer han aumentado las tasas de supervivencia de los pacientes, pero los efectos secundarios, como la cardiotoxicidad y la neurotoxicidad, pueden provocar una disfunción del sistema nervioso autónomo y cardiovascular. Esto daría lugar a una disminución de la actividad parasimpática y al aumento de la actividad simpática. La variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC), que refleja la modulación autonómica, es una valiosa herramienta fisiológica, ya que se correlaciona con la fatiga, el estrés, la depresión y la mortalidad relacionados con el cáncer en los pacientes con esta enfermedad.
Lo dice la ciencia…
Según un estudio en el que participaron expertos del GO fit LAB, sabemos que es posible mejorar la calidad de vida de los pacientes o supervivientes de cáncer en periodo de recuperación, disminuyendo los posibles efectos secundarios del tratamiento gracias, principalmente, al ejercicio físico. Para comprobarlo, se tuvieron en cuenta seis estudios con 272 participantes de entre 30 y 75 años, de los cuales a algunos de ellos se les asignaron programas de entrenamiento de unas 4 a 10 semanas, una frecuencia de 1 a 3 días por semana y una duración media de 20 a 80 minutos.
Mientras las terapias farmacológicas para el tratamiento del cáncer parecen inducir anomalías cardíacas, así como un aumento del estrés oxidativo y de la inflamación crónica (Lakoski et al., 2015), se ha comprobado que el ejercicio parece tener una influencia positiva en el sistema nervioso autónomo de los pacientes con cáncer y sus consecuencias fisiológicas relacionadas. El ejercicio puede inducir el aumento de catecolaminas, que comúnmente se reducen debido al cáncer y conducen a cambios positivos en la hipoxia tumoral, la angiogénesis, el estrés metabólico y la inmunidad celular (Hojman et al., 2018) por la producción de lactato, según el efecto Warburg (San-Millán y Brooks, 2016). Esto aumentaría las respuestas parasimpáticas y disminuiría el estrés oxidativo local y el daño al ADN, es decir, las reacciones inflamatorias (De Couck et al., 2012). En consecuencia, podría reducirse la capacidad de las células cancerosas de formar tumores en tejidos distintos (Hojman et al., 2018) y el riesgo de desarrollar anomalías metabólicas (Licht et al., 2010) relacionadas con el mal pronóstico del cáncer (De Couck et al., 2012).
Además de demostrar estos beneficios para los supervivientes de cáncer, varios informes del Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) también destacan una serie de áreas nuevas de investigación, como la posibilidad de que el ejercicio alivie los efectos secundarios del tratamiento (por ejemplo, cardiotoxicidad y neuropatía periférica) o la tolerancia al tratamiento y la eficacia de este.
Conclusiones
Según el doctor Frank Perna, director de programas en la División de Control del Cáncer y Ciencias Demográficas (DCCPS) del NCI, los datos probatorios de la influencia del ejercicio en muchos de estos resultados son prometedores, pero aún insuficientes. Sin embargo, explicó que su División en estos momentos financia estudios que servirán para fortalecer la comprobación científica y abordar estas y otras preguntas relacionadas con el efecto del ejercicio en el cáncer.
Ahora que sabemos que el ejercicio puede ser tan beneficioso para cuidar nuestra salud y evitar posibles enfermedades, como para mejorar la calidad de vida en el caso de pacientes de cáncer o supervivientes, en GO fit, queremos ofrecerte todo lo que esté a nuestro alcance para ayudarte a conseguirlo. Según la OMS, 150 minutos de actividad física a la semana son claves para ayudarte a vivir más y mejor, manteniendo una alimentación saludable y equilibrada, sin descuidar la necesidad del descanso activo para seguir siempre motivado.
No esperes a tener más motivos para iniciarte en una nueva vida saludable.
¡Vive más y mejor con GO fit!
Referencias:
Can Exercise Reduce the Autonomic Dysfunction of Patients With Cancer and Its Survivors? A Systematic Review and Meta-Analysis.Ana Myriam Lavín-Pérez, Daniel Collado-Mateo, Xián Mayo, Gary Liguori, Liam Humphreys and Alfonso Jiménez.
Hojman, P., Gehl, J., Christensen, J. F., and Pedersen, B. K. (2018). Molecular mechanisms linking exercise to cancer prevention and treatment. Cell Metab. 27, 10–21. doi: 10.1016/j.cmet.2017.09.015
Licht, C. M., Vreeburg, S. A., Van Reedt Dortland, A. K., Giltay, E. J., Hoogendijk, W. J., Derijk, R. H., et al. (2010). Increased sympathetic and decreased parasympathetic activity rather than changes in hypothalamic-pituitary-adrenal axis activity is associated with metabolic abnormalities. J. Clin. Endocrinol. Metab.
95, 2458–2466. doi: 10.1210/jc.2009-2801
De Couck, M., and Gidron, Y. (2013). Norms of vagal nerve activity, indexed by Heart Rate Variability, in cancer patients. Cancer Epidemiol. 37, 737–741. doi: 10.1016/j.canep.2013.04.016
San-Millán, I., and Brooks, G. A. (2016). Reexamining cancer metabolism: lactate production for carcinogenesis could be the purpose and explanation of the Warburg Effect. Carcinogenesis 38, 119–133. doi: 10.1093/carcin/bgw127